lunes, 20 de octubre de 2008

LA PRIMERA DEL PRIMERIZO (segunda parte y sigue)


Reunidos los cuatro tratando de encontrar una solucion al problema nos imaginabamos ya estar en los brazos de alguna de las suripantas pintadas que habiamos visto al pasar por el frente de algunos bules.

Olvidaba comentar que Humberto tenia una hermana un año mayor que él, Esther, una mujer callada, delgada pero con sus carnitas bien puestas, un poco de acné en la cara que con toda seguridad la acomplejaba y una expresion con mucha expectativa que nosotros interpretabamos como que siempre estaba hirviendo por dentro y que igual que nosotros le urgia saber que hacen dos personas solas, desnudas y ganosas. Oscar, quien no pensaba antes de hacer cualquier cosa y con mucha suerte, porque todo le salia bien, preguntó en que habitacion dormía la tía Umbe, a lo que Humberto contestó que en la habitacion de su hermana...
- ¡zaasss! Ya esta!!!
- ¿Que?
- Ya lo tengo... dijo Oscar, - Esther quiere conmigo, pero es muy tímida para aceptarlo y yo... pues, respeto a mi amigo y no haría la gachada de cogerme a su hermana, pero tratandose de lo que se trata... pues, me sacrifico...
- ¿Quueee? exclamo Humberto... Porque te tienes que coger a mi hermana para conseguir los dolares de la tia Umbe?
- Porque asi Esther vigilaria a la tia y veria donde guarda sus dolares y en la noche me dejaria entrar para robarmelos sin tener que meter mis manos entre sus tetas...
- No mames, mira que sacrificado... ademas, si ya te cogiste a mi hermana, que interes vas a tener de conseguir la lana para ir con unas putas...
- Ah pos si... No, no, aunque me coja a tu hermana de todos modos trato de conseguir la lana para que ustedes pierdan su virginidad tambien, no me creas tan gacho...

Nosotros pusimos una expresion de consentimiento y le dijimos que confiabamos en el, pero que de perdida nos contara toda la historia completa de como se habia cogido a Esther...
-¡Momento! dijo Humberto, ¡mi hermana no es ninguna puta para andar en la boca de todos!
- No, no va a ser en la boca de todos, solo en la de nosotros...
- Que poca madre!

Sin descartar la idea de Oscar, pensamos en echar un volado para ver quien se aventaba a meter la manos en tan deseado tumulto de carne por ser el escondite de los billetes que nos comprarian el placer que mas deseabamos en ese momento. Pero la verdad es que nadie se atrevia a hacerlo aunque le hubiera tocado en el volado.

Luego pensamos en espiar a la tia Umbe para saber cuando se bañara y entrar a buscar los dolares, pues con toda seguridad no se metia a bañar con ellos en las manos o entre las tetas. El error de ese plan era que no habia forma de saber a que hora entraba al baño sin estar dentro de la habitacion de Esther y ninguno a excepcion de Humberto podia hacer eso y lo haria sospechoso a la hora de ser descubierto el robo.

Fueron dias tormentosos, no pensabamos en otra cosa, conseguir esa lana era nuestra prioridad, pues de ello dependia que en poco tiempo perdieramos la virginidad y pudieramos presumir que ya habiamos cogido. Oscar insistia en su idea involucrando a Esther, quien ya sospechaba algo y se le veia contenta de ser parte de alguna confabulacion insospechada y sobre todo de estar cerca de uno de nosotros o de todos, mucho tiempo despues supimos por ella misma, que nos deseaba por igual a los tres amigos de su hermano y que el que se aventara primero seria el dueño de sus primeros gemidos. Finalmente y bajo la protesta de Humberto, decidimos que ese seria el mejor plan, si queriamos que todo sucediera pronto; entonces invitamos a Esther a salir con nosotros, para platicarle nuestro plan. Al principio Esther nos veia a todos con ojos incredulos, como que no podia aceptar que las reuniones, las confabulaciones y todo lo que habia visto en dias anteriores, era unicamente para robarse una lana y con eso pagarnos unos palos con unas pirujas. Despues aceptó la idea con una condicion, que ella tambien se quedara con algo del dinero y quien se quedara con ella no se acostara con una piruja, que se acostara con ella nada mas; incluso nos dijo que cada noche ella veia en donde la tia Umbe ponia su tambache de billetes antes de dormirse. La alegria nos invadio, solo Humberto tenia sus reservas, finalmente todo giraba en torno a sus familiares, pues robariamos a su tia y su hermana terminaria cogiendo con uno de nosotros... entonces dijo - No, mejor Esther que nos diga donde pone la lana la tia y yo me meto en la noche a tomarla.
No era lo que todos esperabamos, pues de alguna manera se nos ponia de pechito la Esther y todos nos relamiamos con solo imaginar besando sus senos pequeños y sus pezoncitos duritos, pero en fin, no ibamos a negarnos a lo que Humberto sugeria, si con eso el quedaria tranquilo y todos conseguiriamos lo que queriamos.
Es posible que no se haya notado, pero todos sabiamos que en la mente de Esther habia decepcion y un poco de enojo, de pronto se le habia escapado la oportunidad de sentir algo mas que sus dedos y que quedara todo como en familia, pero tambien se resignó y mejor se apartó del grupo, no sin antes informar a Humberto del escondite de la tia.
Todavia hicimos un ultimo intento de conseguir las caricias de Esther, proponiendo hechar un ultimo volado para que Humberto no se sintiera obligado a ser el, quien tomara la lana. Asi, si nos tocaba a alguno de nosotros, tendriamos la oportunidad de tratar de hacer algo con Esther, pero el problema estaba en que tan tarde era muy sospechoso que cualquiera de nosotros estuviera en la casa de Humberto, y mas en habitacion de Esther donde podiamos ser descubiertos. Asi pues, se tomó la decisión, esa noche Humberto tomaria la lana o parte de ella y al dia siguiente nos iríamos de paseo por las nubes o mas bien a entregar, pagando, nuestra virginidad.

Humberto, espero la señal de Esther y descalzo entró a la habitacion dirigiendose directamente al closet donde en la parte superior estaba bajo unas sábanas el manojo de dólares. Humberto los tomó, pero se le hicieron muchos, entonces aparto unos cuantos que vio que eran de cien y dejo el resto en su lugar, de esa manera no se descubriria muy pronto el robo. Pasada la media noche, todos recibimos la llamada de Humberto, el dinero ya estaba en sus manos, eran un poco mas de mil dolares, lo suficiente para pagarnos una noche de lujuria y de placer. Creo que ninguno de nosotros pudo dormir imaginando como gozaríamos al día siguiente.

(continuara)

1 comentario:

metztli dijo...

vaya, la enajenación me está envolviendo...estoy segurisima que la hermana queria hacerlo con alguien, pero en su educacion reprimida sexualmente no se animo a decirlo!!!
oye, consiguieron un buen...mmm que haria yo con mil dolares?
yo tambien estoy a la expectativa, como todos ellos...aunque yo, de que venga la tercera parte de este buenisimo post
saludos